sábado, 3 de agosto de 2024

Ghosting, orbiting, zombieing y otras formas de desinterés

En los últimos años se han multiplicado los anglicismos para precisar diferentes formas de desinterés, evitamiento o alejamiento de una persona: benching, breadcrumbing, cushioning, ghosting, haunting, zombieing o zombing... y seguro que me dejo algunos más.

En primer lugar, creo que todos estos términos que son usados sobre todo en las relaciones sentimentales, pueden aplicarse a cualquier relación humana. En segundo lugar, pienso que siempre han existido más o menos estos fenómenos porque, al final, de lo que estamos hablando es de prescindir de otro ser humano, de desparecer sin explicar por qué, de dar migajas para que la otra persona siga enganchada, de que siempre la misma persona marque los tiempos de la comunicación o de que te utilice como le venga en gana.

El concepto que para mí resume todo esto es el de «cosificación de una persona», es decir, tratarla como si fuera una tostadora de 10 euros. Aquellas semanas en que cada mañana te levantabas y con todo mimo tostabas tus rebanadas de pan y luego limpiabas la tostadora con esmero quedan atrás: ahora te ha dado por los copos de avena y las semillas de chía y la tostadora ya no tiene sentido. Pues lo mismo pero con un ser humano. 

En mi opinión las claves para no ser víctima de todos estos fenómenos son dos: la humildad y bloquear mentalmente a los que aparecen y desaparecen regularmente. 

La humildad para aceptar que no todas las relaciones humanas pueden durar para siempre. Humildad para aceptar que los ritmos no son siempre paralelos, que uno puede seguir interesado en una relación de amor, amistad o profesional pero la otra parte no. Humildad para digerir que quien antes quería caminar a tu lado en lo que fuera ahora ya no. 

Bloquear mentalmente para que no jueguen contigo, para evitar que te cosifiquen. No seguir escuchando los mensajes esporádicos que te dejan y que, lo quieras o no, muchas veces te llevan a esperanzarte con que a esa persona sí le sigues interesando.

Aunque muy difícil, la humildad es fundamental para avanzar. Sin ella no es posible, por lo menos desde la serenidad, bloquear mentalmente a alguien. Es justo en el minuto siguiente a aceptar que a esa persona no le interesas o le interesas muy poco, donde surge naturalmente la fortaleza para hacerte respetar.

Con anglicismos o con el refranero español, la situación es la misma, ahora mucho más digital que antes, pero la misma, es decir: 

«si te vas a por tabaco y no vuelves, no seas como el perro del hortelano que no come y no deja comer.»