martes, 27 de agosto de 2024

Los perros de Alain Delon

Quiero que me entierren con mis perros. No me importa nada más, solo quiero estar con ellos. Fueron los únicos que me quisieron incondicionalmente, siempre a mi lado sin pedir nada a cambio».

Alain Delon no solo fue guapo. Como él dijo en alguna entrevista, tampoco era tonto y, además, tenía talento. Te puede gustar o no lo que decía pero fue mucho más que «el hombre más bello del cine».

Tal vez por las circunstancias en las que se desarrolló su infancia, en particular que a raíz del divorcio de sus padres le metieran en un internado con 4 años, siempre dijo sentirse solo. Su mirada, además de belleza y talento, transmitía eso: soledad. Tal vez por eso, desde la juventud comenzó una relación de por vida con los animales en general y con los perros en particular. Apadrinó y colaboró con asociaciones protectoras y siempre vivió acompañado de perros y otros animales. 

Cuando yo vivía en París era habitual que cada cierto tiempo saliera un reportaje sobre él, sobre alguna película, homenaje, también sobre las polémicas en las que se veía envuelto, sus amores, sus hijos, etc. Seguro que vi muchas portadas y páginas sobre él pero la que más recuerdo es una imagen del cementerio de sus perros en su casa de Douchy. Entonces yo ya tenía a mi perra Titania, aunque como era una cachorra lo de plantearme su entierro me parecía lejanísimo. Me llamó la atención las lápidas y la devoción del actor por ellos. 

El cine y los perros fueron sus dos grandes amores, los más duraderos y creo que los que más significaron para él, no porque no amara o fuera amado por sus compañeras de vida, hijos y amigos, sino porque encontró una estabilidad en ellos que le llenaba por encima de todo. Y también, porque como varias veces dijo: 

«Creo que los perros y los animales poseen todas las cualidades del hombre pero sin sus defectos».