jueves, 8 de agosto de 2024

Motivación, disciplina... y tiempo

Hemos vivido unos años donde todo el mundo parecía motivadísimo cada día del año. Se creaba, sobre todo en las redes sociales, una falsa imagen de que no había pereza o desgana, todo el mundo tenía cada día unas ganas enormes de entrenar, practicar, estudiar y trabajar. 

Esa moda ha pasado. 

Ahora estamos en otra fase que consiste en ser sinceros, desmitificar la motivación y ensalzar la disciplina. Y esa fase durará hasta que las personas que ya tenemos una edad comencemos a confesar que, cuando te acercas y sobrepasas la cuarentena y la cincuentena, son tantas las responsabilidades con uno mismo y con otros, que la cuestión no es si estás motivado o si tienes disciplina sino si tienes tiempo o cómo sacas ese tiempo para ti.

A partir de cierta edad el verdadero reto no es preparar una carrera de ultra distancia o estudiar una oposición, ni tampoco aprender un nuevo idioma o a tocar el violín, sino disponer de 7, 14, 21 horas semanales para ti. Es conseguir encontrar esas horas sin culpabilidad por lo que pospones, mientras aceptas la impotencia de cuánto cuesta conciliarlo todo.

A partir de cierta edad la motivación y la disciplina no son suficientes para conseguir un objetivo que requiera entrenamiento, estudio o trabajo. Además, hacen falta un profundo respeto hacia uno mismo y una determinación sin fisura. 

Buscar tiempo, cuando escasea en tu día a día, requiere una motivación que roza la obsesión. Como no seas terco como una mula para localizar y no ceder ese tiempo, no lo conseguirás. Ahí entra en juego la disciplina, sí, pero con ella sola no basta porque la disyuntiva no es si entrenas o ves una serie en la televisión. Vas a tener que elegir entre salir a correr y atender un poco más a tu pareja, a tus hijos, a tus padres ancianos, al colega del trabajo, al becario de prácticas, a la logística casera y a un sinfín de responsabilidades que, tanto a los ojos de los demás como en muchos momentos a los tuyos, parecerán mil veces más trascendentales que a lo que tú querías dedicar tu tiempo.

Tempus fugit (el tiempo huye) y fugit a toda velocidad. 
Nadie ni nada podrá devolvértelo. Ni tu pareja, ni tus hijos, ni tus familiares, ni tu trabajo. Así que, tómate muy en serio encontrar el tiempo para ti y echa bien las cuentas de si lo importante y urgente no es tan importante ni urgente como parece, o incluso, aunque lo sea si compensa perder para siempre las horas que esta semana te podrías dedicar.

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