domingo, 29 de septiembre de 2024

Aplicaciones de comida caducada

Se han puesto de moda las aplicaciones de comida caducada. No se denomina así pero de eso van. Los establecimientos que quieran darse de alta anuncian bolsas o paquetes de comida que no han conseguido vender y que no está fresca al 100%. Cada uno ofrece lo que tiene: las panaderías y pastelerías panes, pasteles, bollería salada y dulce. Los supermercados todo tipo de producto que está a punto de caducar, sean lácteos, carne, pescado, frutas y verduras, bollería y pastelería, incluso bebidas con y sin alcohol. Los restaurantes parte de sus menús del día anterior o del día en curso que no quieren dejar para el día siguiente. Los hoteles una parte de los bufes del desayuno. 

En la aplicación está anunciado lo del mismo día y lo del siguiente, lo reservas, pagas y vas a por ello en las horas establecidas por el establecimiento. Algunos dar un margen de más de cuatro horas y otros solo media hora, en una horquilla que creo que va desde las 9 de la mañana hasta las 12 de la noche. 

Siempre son paquetes sorpresa, no puedes elegir ni cambiar productos. Es cierto que si has reservado en una franquicia cuyo producto es al 90% Donuts, pues ya sabes que eso es lo que tendrás. En cambio en el mismo supermercado puede variar mucho. En las fruterías siempre suele poner frutas y verduras, la mayoría tocadas y/o muy maduras. En las pescaderías moluscos o pescados de los más baratos y en las carnicerías más o menos igual. 

Las he probado y mi conclusión es clara: todo depende del establecimiento. Por eso es muy interesante tanto la valoración de los otros clientes como la propia. No todos tenemos los mismos estándares, pero «cuando el río suena es porque agua lleva». En mi caso nunca he cogido nada de un establecimiento que tenga una valoración de menos de 4 sobre 5 y, aun así, me he llevado varias sorpresas desagradables. 

Los inconvenientes  mayores que yo he encontrado son dos: el primero, que hay productos que pueden fomentar el crecimiento de bacterias intestinales. Por mucho que separes lo que está malo, me han dado frutas y verduras demasiado tocadas en el exterior, con lo cual imagino que no era saludable comerlas; trozos de carne resecos y pescados que han debido ser un zoológico de anisakis y parásitos. El segundo que, incluso cuando la comida estaba en buen estado, no la necesitaba o era incompatible con mi estilo de nutrición. Me había costado muy poco dinero pero si me descuadra el menú o si la tengo que regalar, tampoco es una buena solución. 

Es cierto que algunos días me han dado mucho y bastante bueno, y eso es lo que te anima a repetir, pero, una vez probado y experimentado, creo que es más sostenible, por lo menos para mí, analizar bien lo que vamos a comer y solo utilizar estas aplicaciones si encajan en el menú y solo de aquellos establecimientos que dan el producto en buen estado. Supongo que cada vez se sumarán más comercios a estas iniciativas y que los que dan comida muy pasada y hasta en mal estado se hundirán o tendrán que mejorar. Todas las ideas para evitar el desperdicio son buenas y hay que probarlas sobre todo para volver a aprender a no tirar, a no desperdiciar y a comprar solo lo necesario.

Hacerse la tonta

                                    «Cuando uno es sencillo (en su habla, en sus actos, incluso en su poesía) corre el incómodo riesgo de ser tomado por tonto.» Mario Benedetti

En este despliegue constante de narcisismo en el que vivimos, la discreción, la prudencia, el reconocer que uno no sabe de todo lleva directamente a que algunas personas se crean que pueden manipularte sin que te des cuenta. Una sonrisa, un halago, una fingida muestra de empatía; o, por el contrario, el eterno juego de victimizarse intentando dar pena. Creen que cuela. Piensan que te estás enredando en la tela de araña que tejen a tu alrededor. Se van a la cama, esa noche, convencidos de que comes de su mano.

Yo me quedo pasmada, casi paralizada, observando, por un lado, tanta confianza en uno mismo, y, por otro lado, unas mentes tan básicas. Me dan ganas de decirles: 

-señores, que vivimos en la época de Internet 24h al día, que ahora todos sabemos los mecanismos de la manipulación, que hay millones de páginas de todo tipo, desde científicas hasta de divulgación muy simples, explicándolo. Esfuércense un poco. Ya que nos intentan manipular eleven un poco el nivel, que a uno le cueste detectarlo, no se conformen con este parvulario del chantaje emocional. 

Me hablan intentando convertirme en una marioneta de sus intenciones y yo escucho en silencio total. Mientras esas personas que se creen tan listas insisten e insisten, utilizando recursos de parvulario de manipulación, y creen que estoy cayendo en sus redes, desconecto del tema que estemos tratando para centrarme en el proceso. No puedo resistirme a la tentación, lo confieso: asiento con cara de no haber roto un plato y apostillo siempre en afirmativo con «claro, claro», «sí», etc. 

Por fin la conversación, el episodio, la situación termina y pienso para mí «menudo/a gilipollas», así, sin paños calientes. Me lo imagino felicitándose a sí mismo por la jugada, contándosela a su mujer o marido y pensando que el asunto ha concluido ahí porque me ha llevado a su terreno. 

Me entra entonces la segunda tentación: dejarle en su limbo, hacerme la tonta cuanto más tiempo mejor. Pasar desapercibida, ser invisible, mediocre, lo que haga falta para que la persona manipuladora se crea que me tiene en el bolsillo.

Saco la libreta, el cuaderno, el móvil, el ordenador  o lo que sea, y, en el tema en cuestión, sea el que sea, reviso y diseño el plan con mayor minuciosidad, contando que, además de las dificultades que tenga o de los obstáculos que puedan surgir, tengo que añadir esta persona en la que no se puede confiar.

Anoto las cartas que, en su esfuerzo y ejercicio para manipularme, han dejado ver mientras se han ido convencidos de que yo no tengo ni baraja. No es porque yo haya disimulado nada, es que la gente se cree tan superior, está tan segura de sí misma, que no duda de que con su discurso empalagoso o victimista, según los casos, hace contigo lo que le da la gana. 

Ese es el punto débil de una persona manipuladora: que no escucha. Que no ha oído una sola palabra de lo que tú hayas dicho, porque se ha esforzado en venderte su teoría, su versión; que solo le ha importado si te ha convencido con sus argumentos para conseguir sus objetivos. 

Cuando el día termina es un buen momento para evacuar el mal sabor de boca que te deja saber que han intentado manipularte, sin desanimarte porque haya gente en la que no cuajó la educación en valores, y felicitándote porque no has necesitado sacar el ego a pasear para demostrarles que te has dado cuenta de todo. Tomar nota y archivar en la memoria ante lo que estás y compensar con algo positivo y que te inspire sensaciones agradables y benéficas. 

El manipulador no suele soltar la presa hasta que no consigue lo que quiere, y puede que no encuentres todas las soluciones para hacerle frente sin ceder en 24 horas. Lo más seguro es que necesites días, semanas y meses para blindarte, pero no pasa nada. Día a día, paso a paso, hoy ya has conseguido que se crea que no te enteras de nada. Mañana más y mejor. Con paciencia, humor y guardando bien tapadas tus cartas, más pronto o tarde habrá un punto final y le estallará en la cara su pequeñez y mezquindad.