lunes, 14 de octubre de 2024

Las estaciones

 Los que vivimos con un pie en la naturaleza medimos el tiempo en función de las estaciones. No nos regimos solo por los años naturales o el calendario lectivo o escolar, sino por lo que marca la naturaleza.

Así, en 15-20 días, cuando llegue el mes de noviembre, empezaremos la temporada de nieve. No en todos, ni tampoco en todas las estaciones de esquí, pero sí en algunos lugares de España habrá nevadas, habrá nieves y nosotros empezaremos a pisarla. No, no vamos a esperar el típico puente de Diciembre en que se abren muchas estaciones de esquí o a que caiga la nieve cerca de donde vivimos, ni tampoco a la fecha oficial del invierno. Empieza la temporada de nieve y hay que aprovecharla hasta el último nevero de junio. 

Estos meses que a muchas personas desaniman por la cantidad de precipitación, por cómo obstaculiza la lluvia y la nieve para conducir, los días cortos y el cambio horario, son para nosotros meses de «buen tiempo» (buen tiempo para que nieve) y de mucha luz, la luz blanca de la nieve. Meses para esquiar, caminar y correr con raquetas de nieve, correr y hundirnos hasta la rodilla; meses para afilar el piolet y los crampones de alpinismo, y meses también de mucho sol y vitamina D, aunque en el centro de la ciudad esté gris.

Desde mediados de febrero, aunque siga haciendo frío y sigan cayendo aún magníficas nevadas, la primavera se abre paso. Puede que en el paisaje no se vea, pero los animales empiezan a despertarse, a salir a la luz, les oyes y les ves. La floración de primavera en las montañas es un verdadero jardín botánico. No es lo mismo observar una Prímula en el vivero de tu barrio, metida en un tiesto de plástico negro, que verla en los Picos de Europa en su propio contexto. El deshielo es tan peligroso como bello y para los músicos es una locura sinfónica, porque oyes agua por todas partes, y de hecho la hay. Mil formas de agua, desde el goteo de ramas que se descongelan hasta ríos que bajan con muchísima fuerza. 

El verano es la estación preferida de media humanidad por las vacaciones. Da mucho juego en la naturaleza porque los días son muy largos y eso implica muchísimas horas de luz para cualquier actividad. Es el momento de descubrir cimas y rutas que conviene ver primero secas y en modalidad estival antes que emprenderlas en invierno. Si te molestan los insectos lo llevas crudo, pero si te gusta conocerlos y observarlos cualquier sendero se convierte en un zoológico. Es la estación de las víboras también, que no te han dado la lata durante meses, pero que con el calor están a sus anchas. 

El calor, bien gestionado, da mucho juego en la naturaleza pero si no eres madrugador no será tu estación preferida porque hay que levantarse muy, muy pronto. Si la primavera es la estación del agua dulce, el verano es la del agua salada que, a pesar de que cada vez hay más medusas, regenera la salud física y mental en cuestión de días y horas.

Por fin el otoño, la estación en la que nos encontramos ahora, es el tiempo de la hoja caduca en los árboles y de las setas. Hayedos, choperas, robledales se van tiñendo de amarillo, rojo y ocre que combinan con el perenne verde de otros árboles llevándote al verdadero museo del Impresionismo francés. Aunque setas hay todo el año, y muchas también primavera, algunas de las de otoño son las más codiciadas y más aptas para principiantes. Es también la estación de la lluvia, que tanto se agradece al principio tras la sequía veraniega, y también después porque implica que en montaña ya pueden estar cayendo algunos copos.

Cada estación tiene para nosotros un inmenso atractivo y las recibimos con mucha alegría para retomar tantos proyectos que nos quedaron por hacer en la estación en curso del año o años anteriores. Planificamos en función de ellas y luego sí, encajamos el resto de la vida, a veces con muchísima dificultad, pero sin perder de vista qué días habrá la seta que quieres ver o recoger, para cuándo se espera la primera nevada y dónde, etc.

Vivir de acuerdo a la naturaleza y no a los calendarios humanos permite evitar las depresiones estacionales y otros muchísimos problemas de salud, porque aunque intentemos día sí y día también atrofiar, y antepongamos nuestras ambiciones humanas a todo, somos parte de esas estaciones y de la Naturaleza.

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